Travesía, reencuentro personal o lección de vida díganlo ustedes. FINAL


Aqui les dejo el final de la historia, Gracias a Camilo (Chiqui) Alfonso por compartirla con todos nosotros.


¨MANO… LARGUÉMONOS DE ACÁ!!! NO ME GUSTA ESTO… VAMONOS… VAMONOS!!¨

Muy temprano a eso de las 3:30am me desperté con el sonido inconfundible de la alarma de mi celular, había dejado casi todo listo pero aún faltaban detalles, como no contábamos con que la planta del pueblo la prenden a las 8:00am, entonces nuevamente necesité usar mi maravillosa e inigualable linterna, en las habitaciones de al lado, había ruido y eran mis compañeros de viaje realizando la misma tarea que yo, nos encontrábamos en el pasillo y susurrando para no despertar al resto de las personas que se encontraban en el hotel, sacamos las motos y el cuatrimoto a la calle para terminar de hacer el alistamiento.
Juan, había hablado desde la noche anterior con la encargada de la cocina y le pidió dos jarras de preparada (aguadepanela con limón y naranja), entonces teniendo el valioso líquido frio, y en esa oscuridad, logramos llenar los camelbacks, la idea era que apenas comenzara a amanecer, deberíamos arrancar.

Son esos momentos en los que yo pasaba, miraba las caras de mis dos amigos y siente uno una tensión porque el hecho de separar a un equipo que ha viajado siempre junto, JAMAS ES LA PRIMERA OPCION, cada uno creía saber lo que sería el día que aún no comenzaba.

Al ver el movimiento de luces y estando tan cerca, la policía se acercó para despedirnos y darnos las últimas recomendaciones, nosotros les pedimos el favor que avisaran a los pueblos cercanos que pasaríamos por estos lugares (es mejor que sepan todo), ya listos, nos fumamos un cigarrillo y comenzó a amanecer, allá yo siento que amanece más rápido… no sé si es porque no hay montañas o cual sea la razón, el cielo se comienza a poner morado y ya mirarnos era más fácil, las caras en realidad, eran de tristeza y en mi caso creo con una gran combinación de temor, la verdad no sabíamos cómo era el camino ni lo que encontraríamos, por otra parte dejar a Juan solo, solo.. SOLO!! Y el sentimiento de culpa que me acompañaba es innarrable pero definitivamente era la única forma de salir de allí.

Tengo muy fresco en mi mente, cuando Juan se sube al cuatrimoto, lo engrana, con la mano izquierda lo frena y mientras me estira su mano derecha y me dice ¨me están avisando cualquier cosa¨, nos estrechamos las manos y le dije ¨Juanito, cuídese mucho, en la casa nos están esperando, acuérdese de eso¨. Hizo una vuelta de 360° y saló reventando ese motor.
Aún hoy se me hace un nudo en la garganta cuando me llevé mi mano derecha a los ojos dentro del casco y apretándolos dije ¨ojalá le vaya bien a ese guevón¨. Nos miramos con Javier y arrancamos en dirección opuesta, hacia el puerto.

Debíamos atravesar un brazo del rio el cual lográbamos hacerlo andando en las motos (el agua debería tener unos 30 centímetros de profundidad) , luego pasar un broche y en unos 5 minutos estaríamos en el lugar para hablar con el ¨pasero¨. Estando allí y como estamos en verano, el sitio en donde uno se baja de la moto es a una altura de unos 6 metros, hay que bajar la moto rodando por el filo de un despeñadero y luego pasarla por una tabla que llega al planchón a donde anclado el ¨Bongo¨, difícil tarea y entonces allí me di cuenta que este ¨pasero¨ si trabaja!, pues este señor se subió y cogió la moto de Javier de la parte de adelante, me dijo ¨bueno familia, agarre ese freno y téngala pa´que no se nos vaya pal rio y la vamos bajando despacito¨, la verdad es más el susto que otra cosa, pero la moto cobra un peso impresionante y súmenle el equipo que llevaba puesto yo encima, (chaqueta, casco, rodilleras, camelback..) pues a hacerlo porque si ellos pueden, nosotros también!, estábamos por repetir la operación con mi moto, cuando este señor me pregunta, ¨ustedes si saben cómo salir allá al otro lado?¨, y mi citadina respuesta fue.. ¨puesss, ya nos dijeron como es la ruta, que hay que hacer?, si ya estamos en el otro lado del rio es arrancar y ya! no?¨.

Acá comenzaron los temores, la verdad estaba muy temprano para que este señor me dijera algo así y en ese tono, inmediatamente me contestó, ¨yo los dejo al otro lado pero esa salida no es tan fácil, lo mejor es que esperen a alguien allá para que les diga cómo salir a la sabana¨ y yo en mi cabeza…. Ayyyyy Diossss!! Quién iba a pasar a esa hora? Si no había nadie… y allí apareció el primer ángel del día, llegó un personaje muy flaco de unos 28 años en una moto pequeña de las que usan por allá, muy callado realizó con el pasero la subida de su moto y como las nuestras eran más pesadas, entonces la del señor tendría que ir en la mitad.

Pues bien, ya subidos en el Bongo con motos y todo, despegamos del departamento del Vichada rumbo al departamento del Casanare vía náutica, en el camino le pregunté a nuestro compañero de viaje que para donde iba y me contestó que estaba en un retiro, necesitaba meterse al monte y hacer un ayuno porque había tenido un problema familiar y quería estar más en contacto con Dios, pensaba yo ¨ojalá todos pudiéramos hacer eso cuando tuviéramos un problema¨.
En la mitad del rio, me doy cuenta que levaba puesto todo!, hasta el casco y Dios no quiera se voltea esa lancha, pues ni pensarlo, al cabo de unos 10 minutos, llegamos a nuestro destino rio abajo.

La bajada de las motos, por alguna razón que desconozco, se convirtió en toda una odisea, pues estaban pesadísimas y entre los 4 que íbamos en el Bongo fue bastante difícil ponerlas en tierra. Había que subir una pendiente de unos 5 o 6 metros con una inclinación considerable como para no poderse montar en la moto, hay que arrancarla y subirla sin montarse, esa fue la primera sudada del día. Ya estando en la parte alta, no se veía camino y allí entendí las palabras del pasero, Eduardo como se llamaba nuestro espiritual y momentáneo compañero nos dijo, ¨síganme y yo los llevo hasta la sabana¨, esa gente allá sin casco y en chanclas se monta en la moto y arranca sin pensarlo, nosotros apurados, le dimos alcance. Y luego de carretear por entre una selva más bien tupida, creo yo que por dónde íbamos pasan solo bicicletas y una que otra moto, llegamos a una cerca larguísima y seguimos por el borde hasta llegar a la sabana.
Ya eran casi las 8 de la mañana cuando entramos a un caserío grande donde había una estación de gasolina, hacer las preguntas necesarias de la ruta y seguimos.

Más adelante después de sabanear unas dos horas, haciendo paradas cada 20 kilómetros para revisar el aceite de mi moto, vimos un árbol perfecto para tomar un descanso y contemplar la naturaleza mientras se enfriaba el motor y podíamos revisar el nivel de lubricante.

La soledad por esta ruta es impresionante, si uno está de buenas logra encontrarse con una persona cada hora y no se ve ni ganado al lado del camino, de pronto como salido de la nada… un oso hormiguero se acerca con una calma que hasta yo hasta pensé, ¨este nos va a atacar!¨. Vino, se acercó, nos miró y nos pasó justo al lado… yo creo que él también estaba extrañado de vernos por allá, siguió su camino como si nada y nos morimos de risa, yo jamás había visto un animal como este y con esa tranquilidad, creo que llegó hasta un metro de distancia, entró a un matorral y no lo vimos más, tomamos algo de líquido para hidratarnos y mi camelback ya parecía un recipiente para añejar la ¨preparada¨, entonces eso sabía a guarapo más que a aguadepanela.


Decidimos seguir avanzando, el calor comenzó a hacerse más y más fuerte, son muchos kilómetros y casi no hay brisa, además la velocidad es muy baja ya que las condiciones de la moto y el terreno no lo permitían, luego de un par de horas, Javier me hace señas sobre su moto, le conteste que siguiéramos y que buscáramos un lugar para detenernos. Juan escribía de vez en cuando y nos mandábamos mensajes con ubicación (la señal de celular por esta ruta es bastante mejor), el iba bastante adelantado (gracias a Dios).

Hicimos la parada justo en un morichal, él decide lavar el filtro de aire de su moto y solo había 4 vistas, las de los lados del camino, selva tupida y muy alta, por dónde veníamos, la otra hacia donde nos dirigíamos, no sé porque ese lugar me produjo pánico y se me aceleró el corazón y comencé a apurar a Javier, él con cierta calma y la meticulosidad que lo caracteriza estaba realizando su tarea y luego de decirle unas 5 veces ¨mano apúrele¨ yo sacaba gasolina de una pimpina y el ponía el aceite a la moto… algo me pasó y ya angustiado le dije ¨MANO.. LARGUÉMONOS DE ACÁ!!! NO ME GUSTA ESTO… VAMONOS… VAMONOS!!¨

Créanme no soy paranoico, me caracterizo por ser acelerado, pero no nervioso y algo había en ese lugar que me disparó el miedo, son muchas cosas las que se oyen de esa zona y mucho tiempo para pensar, de allí en adelante las condiciones cambiaron, pasaron unas horas más en las cuales hablé conmigo mismo, me encontré con personas de mi pasado que me enseñaron muchas cosas y supe que tenía que ser fuerte, que solo yo podría salir de allí, sabía que estaba con Javier, pero él tenía su propio problema, las costillas y la columna por momentos no me dejaban ni respirar y yo no sería una carga más para él.

Lloré, recé, hablaba con Dios y le pedía en voz alta ¨SEÑOR SÁCAME DE ACÁ¨ también largas charlas con mi moto y le juraba que si me sacaba de allí no la vendería y que le prometía que la iba a arreglar con los mejores repuestos, le prometí cielo y tierra. En fin, parábamos, revisábamos aceite y seguíamos…

De pronto vimos a un personaje de overol, gafas de seguridad y un radio de comunicación en la mano, parado debajo de un árbol, nos detuvimos y le preguntamos que si estábamos cerca de Trinidad Casanare y nos dijo si,¨ les faltan unas 3 horas¨ (allá todo es a 3 horas) nos dijo también que estábamos por entrar a un corregimiento que se llama El Convento y pues bien, luego de un par de curvas, allí estaba… una torre petrolera!! Gracias a Dios había gente y ya pasaban camiones, llegamos a una tiendita donde una señora nos atendió amablemente y sacamos nuestras latas de atún y más galletas energizantes con gaseosa y a almorzar!
Nos tomó muy poco tiempo ya que estábamos lejos y la meta que era llegar a Yopal a descansar y ver qué haríamos con mi moto. Justo en el momento antes de arrancar le dije a Javier, ¨mano porque no revisa el aceite suyo de su moto, yo la he visto botando humo¨… y Vaya sorpresa!! No tenía ni una gota!! Entonces ya no era una sola moto con el motor dañado, eran las dos! Pero estábamos ya en la civilización, lo que dificultaría menos las cosas.

Luego de una hora más o menos, luego de 4 días solo andar sobre polvo y piedra… salimos de una curva y allí estaba… EL PAVIMENTO!!...recuerdo bien que aceleré para llegar rápido al encuentro, apenas la moto estaba completa sobre el caliente asfalto, me bajé y le di gracias a Dios, Javier llegó unos segundos después y nos abrazábamos y saltábamos como si nos hubiéramos ganado el balotto, solo yo sabía que la espalda no aguantaría mucho más y pues bien, ese fue un gran momento!

Estando en Trinidad Casanare, que para estar tan lejos es un pueblo más bien grande, con calles pavimentadas y muy bien organizado, inclusive pasamos por una oficina de transporte de carga y Javier me dijo, ¨en últimas, mandamos las motos en camión¨ y le dije la frase de la cual aún se acuerda bien mi compañero ¨Javi, yo salí en moto de mi casa HP! Y a mi casa LLEGO EN MOTO!!¨ y como había dicho Diego Caicedo ¨esos fierros los traen!!¨, entonces a seguir, ya la gente nos miraba como a un par de marcianos llenos de polvo y sucios, muy sucios, uno por dentro se siente como un héroe de película jajajaja.
Ya en el pavimento, antes de anochecer, hicimos buscamos un lugar con sombra para revisar las motos y había un portal de una finca con un árbol gigante al lado, paramos y en medio de la operación mecánica se detuvo un carro pequeño con los vidrios oscuros, el carro iba a entrar a la finca y nosotros obstaculizábamos la entrada, le hicimos señas de correr las motos y en ese momento se bajó una mujer de unos 30 años y nos preguntó ¨ustedes de donde vienen?¨, le contamos toda la historia y como siempre, aterrada de lo que habíamos hecho.

Luego de unos minutos de conversar con ella, nos dio la idea de quedarnos en La Chaparrera (Casanare) un pueblo a una hora de allí, pues estábamos aún a una hora y media de Yopal y ya estaba por anochecer, dijo también que conocía un hotel en donde podíamos dormir y llamó al hotel para hacernos la reserva, le dimos las gracias y le pedimos las indicaciones para llegar, amablemente dijo ¨yo voy para el pueblo en media hora, si quieren los llamo cuando esté allá y los llevo al hotel¨, muy agradecidos aceptamos y después de darle mi número de celular, en ese momento entró una llamada de Juan. Ya estaba en Puerto López (Meta) con el cuatri en la Amarok saliendo para Villavicencio, Juan es un piloto experimentado y contando que el motor del cuatrimoto, lo que habíamos recorrido en 2 días? Él lo había hecho en unas horas, me dijo ¨Chiqui yo le doy derecho para Bogotᨠpues tenía una urgencia familiar que no podía esperar. Lo felicité y le respondí ¨hágale mano que usted ya está al otro lado¨.

Estando en el pueblo buscando más aceite y llamado a Bogotá para pedir más indicaciones mecánicas, entró la llamada de la señora y nos dirigimos hasta el hotel, le dije a Javier, ¨vaya mano y regatiée el precio mientras yo cuidaba las motos¨, Javier entró y salió a los 30 segundos, se me acerca y me dice, ¨la señora nos pagó el hotel¨, jajajja estas cosas solo nos pasan a nosotros, ese fue el segundo ángel. Le dimos las gracias y luego de comprar aceite del barato porque no había más… fuimos a comer y a descansar, al otro día deberíamos llegar hasta Villavicencio ya que las motos no deberían ser forzadas y mi condición física no daba para mucho, además tendríamos que madrugar mucho.



y aunque pase mucho tiempo, juraremos no estar viejos…

3:40am, suena el despertador y nos levantamos a organizarnos muy juiciosos, nos habían dicho que estábamos a 6 horas de Villavicencio y como siempre deberíamos aprovechar la luz día.

Salimos a eso de las 4:20 am de La Chaparrera (Casanare) a tomar la desviación que nos llevaría a Yopal. Pues bien, la cosa iba bien, hacíamos las paradas a revisar las motos y seguíamos, antes de llegar a Yopal, hay un alto que la verdad no sé cómo se llama pero es una subida pronunciada de unos 10 kilómetros, justo antes de llegar al alto… mi moto hizo unos ruidos extraños como pohc POHC! Y ya me habían dicho, ¨si la moto le suena raro, no la apague, pare, espere y siga pero no la apague¨ yo pensé para mi ¨ahora si nos jodimos!¨ pero nada, no se apagó y entonces pasamos por Yopal sin detenernos, a la salida había un lugar donde paran los camioneros a tomar tinto y aprovechamos para un descanso con un buen tinto antes del amanecer.

Salimos de allí lo antes posible ya que el lugar no era muy agradable, luego de una media hora, hicimos una parada más y amaneció cuando estábamos al lado de la carretera, la verdad la cosa se estaba volviendo paseo de nuevo, cada vez que uno se va a cercando va cogiendo más ánimo y eso ayuda con todo. Nos reíamos y comentábamos cosas de la vida en cada parada.

Llegamos a un pueblo que se llama Monterrey (Casanare) , nos detuvimos en una estación de gasolina a descansar, comer mantecadas y ponymalta, allí nos dijeron que el ambiente estaba pesado y que fijo más adelante nos iban a parar (la policía,) porque estaban pasando cosas extrañas y como no éramos de allá y en esas motos no es normal viajar pues…así fue y cuando salíamos del pueblo, nos detuvieron a pedirnos documentos y a penas nos vieron, fue muy chistoso ya que justo cuando apagábamos las motos se acercaron todos los policías del reten y uno dice ¨¨ venga, y ustedes de donde vienen¨ jajaja la respuesta de siempre bla, bla bla… y ni nos pidieron los documentos, decían que éramos unos duros y que el equipo que llevábamos era el indicado para viajar y hasta felicitaciones nos ganamos!

Más horas y más paradas, llegamos a Villanueva (Casanare) , estando allí ya una parte de mi humanidad estaba bastante mal por tanto tiempo sentado y teníamos o TENÍAMOS que detenernos a comprar una crema para bebes, entré a una droguería y la pregunta fue , ¨señora tiene crema N° 4? Y un baño?¨… ya se imaginarán, el estar sentado tanto tiempo cumple su tarea. Al salir de la droguería, estaba Javier con dos policías hablando y a él solo le pidieron los documentos, en cambio a mí, me hicieron casi desbaratar la moto y sacar todo del morral y bueno, en fin, fue una parada larga.



Seguíamos andando y las rectas son interminables, hay muchos camiones y como debíamos ir despacio la cosa era de cuidado, el sol comenzaba a calentar fuertemente y el pavimento se pone como un infierno, no hallaba posición sobre la moto, me sentaba para un lado y para el otro (así como las mujeres en las películas del oeste), pero no era suficiente, me recostaba sobre el morral y la espalda dolía cada vez más. Paramos en Patarebueno (Meta) en una estación de gasolina a descansar y comernos nuestra lata de atún con café, eso sabe bueno! Uno cree que no, pero créanme que si!, recuerdo bien, que en esa parada Javier se quedó dormido sobre la mesa.

Finalmente, luego de muchas paradas, mucha recta y varios cuartos de aceite, llegamos a Villavicencio (Meta), eran como las 3 de la tarde, en la casa de la tía Margarita, nos estaban esperando con la amabilidad que los caracteriza, venía muy bien una sonrisa y un abrazo de alguien que lo quiere a uno, eso es una sensación que no se puede describir, nos tenían un cuarto especial, con un balcón espectacular, las camas limpias y todo lo que uno necesita para descansar. Guardamos las motos y dijimos que íbamos a hacer una diligencia de un giro y salimos a almorzar, al rato volvimos y pasamos el resto de la tarde conversando con la familia, contándoles lo que habíamos vivido y recuerdo bien que a mi prima Teresita se le aguaron los ojos cuando contábamos cosas del viaje, comimos y como había que madrugar, pues a dormir.

Al otro día era la etapa final, solo son 87 kilómetros a Bogotá y haciendo cuentas, estaríamos al medio día en casa.

Nos levantamos a eso de las 5:00am y ya nos tenían u delicioso café, nos despedimos, nos dimos la bendición y a arrancamos, en la subida a Pipiral, comencé a sentir que la moto andaba más, como con más fuerza y me dije ¨la moto está respondiendo, que bieeeen¨, miré para atrás por el espejo derecho y no vi a Javier, jmmm miré por el espejo izquierdo y allí estaba con su pierna derecha empujándome la moto! Jajajajaja no andaba y él la estaba empujando, ése es un amigo no joda!! ¨pensé yo¨.

No pasaron dos minutos, la moto hizo POHC! Y se apagó.. Ayyy Dioooos… ya estábamos cerca, esto no podía pasar, pero con los fierros nunca se sabe, las caras de angustia eran terribles ya en este momento me da risa acordarme pero ese instante no fue bonito, estaba lloviendo leve y pues nada, a desarmar y mirar que era, le cambiamos la bujía a mi moto, esperamos un ratico y con la bendición de Dios, prendió!, eso sí, botaba humo como un trasmilenio, pero andaba, seguimos y la altura ayudaba a que el motor caminara mejor, hasta pasábamos carros, la idea era que la policía no nos viera, porque por análisis de gases no pasaría ni a bate.

Nos detuvimos a desayunar como unos reyes, la gente en el parqueadero del restaurante miraba como venían las motos llenas de tierra y la mía, desarmada, sin pastas y con el motor a la vista, llenas de aceite por todos lados. Hicimos un par de paradas más y estábamos ya en la entrada de Bogotá, nos abrazamos con Javier y yo le decía, ¨MARICA, LA LOGRAMOS!!¨ ahora era atravesar Bogotá de punta a punta haciéndole el quite a la policía por la humareda, íbamos dejando una estela de humo impresionante, entonces llegamos primero a la casa de Javier y nos dimos un abrazo, nos despedimos y en ese momento, cuando ya estaba por arrancar, busque en mi canguro las llaves de mi apartamento y juepppp, ¨marica, no tengo llaves de mi casa!!¨, no puede ser!!, eran las dos de la tarde y yo sin llaves??, entonces, llamé a mi mamá y arranque para la casa de mis papás.


Por el carril rápido todo el tiempo y evitando las chaquetas verde claro de la policía, ya no me importaba nada, creo que en algunas oportunidades le hice 80km/h, entré al conjunto donde viven mis papás y se me escurrieron las lágrimas, lo había logrado, estaba allí, a varios metros de la casa de mi mamá, al parquear al frente, salió la cabecita de mi mamá por la ventana del altillo y me gritó ¨mijito, llegó!!¨ Yo solo la miré, levanté mi mano derecha y le hice una señal de victoria y bajé la cabeza, no me quitaba el casco y aún sentado lloraba y le daba gracias a Dios y a mi moto, ME HABÍAN TRAIDO!!, mi mamá desde la ventana me preguntaba si había almorzado y yo le asentaba con la cabeza, no paraba de llorar, entonces me bajé, me quité el casco, le di un beso a mi moto y abracé a mi mamá.

De las costillas estoy recuperándome, tengo una lesión en la columna que debo cuidar por unos meses, pero no me impedirá subirme de nuevo a mi moto que ya arregló Fuji con la ayuda de Diego Caicedo, quedó muy bien, como le prometí, le puse los mejores repuestos y esta perfecta. Con Dios, las cosas están en su mejor momento, andamos de amigos como siempre, pero se fortaleció la amistad sustancialmente!

Estas experiencias lo hacen a uno pensar muchas cosas, reflexionar sobre la vida, lo que hemos hecho, lo que somos capaces de lograr Y LAS COSAS QUE FALTAN. Fueron muchas horas y muchos kilómetros de risas, llanto y angustias. Menciono primero las risas porque si, la verdad, aunque muy duro y difícil, aprendí, aprendí de mí y de lo que soy capaz de hacer, me conocí, soy una mejor persona, de los que nunca se dejan derrotar, siempre voy con un SI SE PUEDE!! Y esta vez también la logré!

GRACIAS A JAVIER Y JUANITO, UN ABRAZO ETERNO!

Una canción de Andrés Cepeda dice en un pedacito ¨y aunque pase mucho tiempo, juraremos no estar viejos…¨

Gracias a los que se tomaron un tiempito de sus vidas para leer y conocer un pedacito de mi historia.


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